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« J’ai adopté l’état d’esprit d’un vrai patient »

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Par Michel Dongois le 8 juillet 2011 pour L’actualité médicale

Le Dr Michel Fleury

S’il est un mot que le Dr Michel Fleury ne connaissait pas, c’était bien le mot « fatigue ». Ça ne le concernait aucunement, du moins jusqu’à cette fin de l’hiver de ses 52 ans. Mais voilà que le vendredi 7 avril 2006, une radiographie pulmonaire révélait une masse médiastinale.

« Je sentais bien que quelque chose clochait, mais on ne trouvait rien aux examens. J’avais perdu du poids, je transpirais la nuit. Je me disais que quelque chose me grugeait, ou alors que j’étais en dépression sans le savoir », raconte le médecin de famille à l’UMF Maizerets, à Québec, qui a exercé pendant 23 ans à Rimouski. (suite…)

Le yoga : source de santé globale

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Par Denise Proulx, le 28 mars 2012 pour L’Actualité Médicale

Au début de chaque nouvelle année, nombreux sommes-nous à juger sur la tête de notre mère que nous prendrons les mesures requises pour éviter le surmenage, maintenir un poids santé et faire la nique au stress.

Entre les voeux de bonne année et le tri des dizaines de courriels accumulés pendant les vacances, nous nous promettons de moins et de mieux travailler.

Mais soyons réaliste! Pour ancrer ces paroles, pleines de bonnes intentions, il faut se donner des moyens. Parmi les plus efficaces, il s’agit de bloquer une plage de notre horaire avec une activité récurrente, qui nous imposera un arrêt à chaque semaine, de jour ou de soir, pour sortir de la routine ouvrière et familiale et se retrouver avec soi. (suite…)

Les Montréalais croient en la « médecine corps-esprit »

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yoga_miSource : Profession Santé.ca
Par Profession Santé, le 28 mai 2012

Les approches corps-esprit comme le yoga se sont démocratisées et une majorité de Montréalais croient en leur effet bénéfique sur la santé, indique le sondage.

Nombreux sont les Montréalais qui ont la conviction que l’état d’esprit d’une personne peut influencer son état de santé physique et qui croient que les approches corps-esprit aident à rester en bonne santé. Telle est la conclusion d’une enquête rendue publique la semaine dernière. (suite…)

La justice par le dialogue: un choix santé

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doctorSource : Profession Santé.ca

Par le Dr Robert Béliveau* et Me Michelle Thériault, professeure** le 31 janvier 2012 pour L’Actualité Médicale

Le monde change.
Les mentalités s’ouvrent.
Et c’est tant mieux. Un vent de fraîcheur, d’espoir et d’inspiration se fait sentir.
Un nouvel humanisme est-il en train de naître!?

On veut tous un monde plus humain, fondé sur des valeurs plus vraies : la compréhension, le respect, la dignité, l’ouverture, le sens de l’écoute et du dialogue. Il n’y a plus une seule, mais plusieurs façons de voir : le pluralisme est à l’ordre du jour et il convient de s’écouter. De s’entendre. Nos différends et nos différences sont aussi notre richesse. On souhaite comprendre l’autre, ne plus le juger. Finie la polarité où deux extrêmes s’affrontaient : les bons et les méchants, le noir et le blanc, le vrai et le faux, le gagnant et le perdant. L’intelligence émotionnelle (ou la relation à l’autre) prend enfin la place qui lui revient, c’est-à-dire aussi importante que celle de l’intelligence rationnelle. (suite…)

La méditation contre la tension

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meditation«Fermez les yeux. Vous êtes dans un torrent où dévalent les idées et les sensations physiques. Asseyez-vous sur la berge et observez vos pensées.» Le psychiatre Hugues Cormier parle lentement. Devant lui, dans une salle de classe aux murs bleu terne, une trentaine d’étudiants écoutent en silence tandis qu’il les fait voyager dans leur inconscient. Lire la suite

El poder anticáncer de las emociones: Porque?

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Me gustaría decir que yo procedo de una era científica en la que se creía que los genes crean en nosotros todas las enfermedades, ya sean de naturaleza física o mental, y que por tanto estamos todos destinados a ser únicamente lo que los genes previamente nos han programado que seamos, sin control alguno por nuestra parte en relación con nuestro destino. Hoy día, aunque creo en la existencia de un vínculo entre lo físico y lo mental, quiero señalar que no caigo en el extremismo de derechas diciendo que la mente es más fuerte que la materia, que el estrés produce cáncer (que el estrés sea el origen del cáncer) o que se puede frenar un cáncer sin tratamientos médicos o con un pensamiento mágico o positivo. Pienso que este tipo de creencias puede ser nocivo para los pacientes (puede generar culpabilidad o una presión para permanecer « positivos »). Además, nunca he visto a un paciente curarse sin tratamientos médicos. La primera vez que comprendí lo que verdaderamente significa estar afectado de un cáncer, fue cuando dos amigos míos muy cercanos desarrollaron tumores cerebrales en plena juventud. Por primera vez en mi vida, y en mi profesión, contemplé de cerca la desesperanza que experimentan los pacientes al recibir el diagnóstico. Capté lo que se siente antes y después de la conversación con el médico. Hay distintas reacciones posibles de las personas ante el anuncio del diagnóstico. Los hay que pueden dejarse « abatir ». Hay otros que, a la vez que aceptan la muerte, van a querer, ser actores en su proceso de salud – y no quedarse pasivos ante esa suerte. En inglés existe una palabra que traduce esta actitud: el « empowerment » [empoderamiento]. Mi amigo eligió hacerse cargo de sí mismo, se puso a investigar por Internet y me hizo preguntas acerca de tal o cual técnica, me pidió mi opinión sobre la posibilidad de recurrir a uno u otro producto. Así fue como emprendí mi propia investigación para intentar orientarlo y orientar a otros pacientes míos que a menudo se encontraban en la misma situación para que no tomaran decisiones desacertadas. Las estadísticas demuestran que hasta un 80 % de los pacientes utilizan tratamientos no convencionales y que el 50 % de ellos se lo ocultan a su médico. Esto puede ser peligroso. Por añadidura, muchos pacientes abandonan el sistema convencional y caen en manos de charlatanes que les prometen curas mágicas. Los pacientes utilizan sistemas no convencionales porque sus necesidades no se ven colmadas por el sistema convencional. Los pacientes sufren físicamente, es cierto, pero sufren también psicológicamente, socialmente, existencialmente… De hecho, el sufrimiento se extiende a todas las esferas de su vida y esto les crea un desequilibrio importante. Desde hace unos años, existen pruebas importantes de que la depresión y la sensación de desamparo aumentan los efectos secundarios, dañan no solo la calidad de vida de los pacientes, sino también su cantidad de vida. Y hay pruebas que el estrés puede aumentar la proliferación de los tumores.

Así pues, ha nacido un nuevo movimiento en la oncología llamado Oncología Integrativa. Este movimiento está adquiriendo mucha amplitud y se está ofreciendo desde hace diez años en las más grandes instituciones de oncología, como el Memorial Sloan Kettering Hospital, en Nueva York, el M.D. Anderson, en Texas o la Clínica Mayo en Minnesota. Según la Oncología Integrativa, es importante no solo el hecho de tratar los tumores sino, además, los cuidados a la persona completa, tratándola como un todo, en su integridad, como una entidad biológica, psicológica y social (según un modelo biopsicosocial de la salud). En estos grandes centros se llevan a cabo investigaciones sobre el vínculo entre estrés y cáncer, y se prueban herramientas complementarias como el yoga, la hipnosis, la meditación, para demostrar sus beneficios para la salud y guiar a los pacientes hacia esas herramientas, en vez de dejar que caigan en manos de charlatanes. Según la oncología integrativa, existe una conexión entre el cuerpo y el espíritu (que es una conexión, no una autopista). Así se pueden dar tratamientos convencionales con una finalidad curativa y combinar al mismo tiempo tratamientos complementarios para mejorar la calidad de vida y de este modo reforzar el terreno del individuo. Por consiguiente, se combina el « curing » con el « healing », para direccionar no solo la manifestación física de la enfermedad sino también a la persona que alberga e tumor y que debe vivir con esta enfermedad crónica. Finalmente, en cuanto a la relación entre el estrés y el cáncer, hay que aclarar un elemento primordial. Esta relación no es una causalidad. El cáncer es una enfermedad crónica que tiene varios factores correlativos y no una sola causa. La ecuación del cáncer descansa sobre el estilo de vida, el entorno y la genética. El estrés que se vive esporádicamente a lo largo de un día es normal e incluso puede ser beneficioso para el sistema. Algunas personas podrán vivir con estrés toda su vida y no llegar nunca a ser afectadas por un cáncer. Otras personas podrán verse afectadas por enfermedades cardíacas. El cáncer, como todas las enfermedades crónicas, es una enfermedad multifactorial y no tiene una causa única. La salud descansa en un equilibrio que es a la vez físico, emocional, spiritual y social.

Je viens d’être diagnostiqué et j’aimerais connaître les ressources disponibles

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Aux patients nouvellement atteints du cancer:

Il est certain que ça peut être une période difficile, avec incertitudes et questionnements. Si vous ressentez une détresse, n’hésitez pas à demander de l’aide par l’intermédiaire de vos médecins ou de votre infirmière pivot. Ils pourront faire les consultations aux professionnels tels que ceux travaillant en travail social, en psychologie ou en psychiatrie. Vous pouvez aussi vous renseigner sur les activités complémentaires offertes à l’intérieur ou à proximité de l’hôpital. La majorité des hôpitaux peuvent vous référer à des organismes à but non lucratif qui œuvrent dans le domaine du soutien psychosocial: http://drboukaram.com/ressources/liens-utiles/.

Vous pouvez également vous informer sur les services à domicile offerts par l’intermédiaire du CLSC.

Prévention du cancer?

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prévention du cancer

Prévention du Cancer

Auparavant, le cancer était surtout considéré comme une maladie génétique. La majorité des efforts médicaux étaient donc destinés au traitement de la maladie cancéreuse, ainsi qu’au dépistage de la maladie. Le dépistage est un acte permettant de détecter la maladie alors qu’elle est à un stade précoce, pour mieux la traiter.

Les statistiques récentes ne montrent aucune diminution de l’incidence du cancer. Le concept de prévention dans la maladie cancéreuse est relativement récent et encouragé par l’Organisation Mondiale de la Santé. De récentes découvertes en épigénétique nous permettent de redéfinir le modèle de la santé, selon un modèle BIO-PSYCHO-SOCIAL. Bien que les gènes soient importants à considérer dans le développement de la maladie, ce n’est qu’une partie de l’équation multifactorielle. Selon le modèle de l’oncologie intégrative, les gènes constituent la graine qui germe en une plante qui se nomme cancer. Le terrain de la maladie est constitué par la personne, son hygiène de vie, ses comportements, son environnement.

Un avertissement est de mise :

Prévention du cancer n’est pas synonyme d’immunisation! Le cancer est le fléau du siècle. Malgré un style de vie adéquat, on peut tout de même être atteints du cancer. Parfois, il suffit d’hériter d’une prédisposition génétique importante, de vivre une expérience nucléaire ou dans un environnement extrêmement pollué pour être hautement à risque de développer la maladie. La maladie est extrêmement complexe, elle met en jeu plusieurs éléments et il est préférable de s’abstenir de conclusions trop simplistes telles que:

« Si je fais du sport, je n’aurai pas le cancer. »

« Si je suis zen, je n’aurai pas le cancer. »

« Si je ne fume pas, je n’aurai pas le cancer. »

Il n’existe AUCUNE garantie qu’on n’aura pas le cancer. Il n’existe aucune garantie de cure non plus. Même si on suit les traitements médicaux et qu’on modifie notre hygiène de vie : malheureusement, aucune garantie. En agissant sur le terrain, on peut par contre prévenir la maladie, et ceci est un message de conscientisation et d’espoir.

Tags: prévention du cancer

‘Positiver’ face au cancer?

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Positivité n’est pas synonyme de bien-être. Entre le négativisme et le positivisme, il y a un juste équilibre nommé état neutre de sérénité ou de paix. Le pouvoir anticancer des émotions n’aborde pas la pensée positive. Il discute de l’importance du bien-être et de la pleine conscience. Il rappelle l’importance de soulager la souffrance psychique des gens qui vivent des crises importantes pouvant durer des semaines, des mois, des années, voire toute une vie. Cette détresse n’est pas adéquatement prise en charge dans le système de santé actuel et peut nuire aux résultats des traitements médicaux, selon plusieurs études, incluant une méta-analyse scientifique.[1] [2]  Le soulagement du mal-être, soit le bien-être, a le potentiel d’améliorer les paramètres biochimiques des patients, d’augmenter leur immunité, de jouer sur leurs comportements et de diminuer les effets secondaires des traitements. Multiples thérapies complémentaires sont maintenant accessibles pour augmenter la qualité de vie des patients. Elles ne sont pas, à elles seules, des méthodes curatives, mais permettent de potentialiser les traitements curatifs conventionnels, tout en soignant la personne. Ces thérapies complémentaires ont été validées par des recherches scientifiques et permettent aux gens de mieux faire face au cancer. [3]

Ne privez pas les patients de se prendre en main!

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Certaines personnes ont une perception particulière par rapport au livre Le pouvoir anticancer des émotions. Elles s’imaginent que les émotions causent le cancer, que l’on peut guérir par la pensée positive ou par la pensée magique. Ceci est, en fait, une interprétation erronée du titre. D’autres ont de la difficulté à concevoir les avantages de thérapies complémentaires en santé (qui agiraient comme compléments aux traitements curatifs médicaux).

Voici comment une docteure, devenue patiente, réagit par rapport à ces propos.  Elle traduit la réalité des patients atteints de cancer et faisant face aux soins de santé actuels.

Ne privez pas les patients de leur pouvoir de se prendre en main

Par: Dre Guylaine Doucet

le 15 février 2012 pour L’actualité médicale 

Je me permets de réagir à la lettre que mesdames S., T. et A. ont soumise au courrier des lecteurs (L’actualité médicale, 18 janvier 2012, p. 4), alléguant solennellement l’absence de pouvoir anticancer des émotions. Nous savons bien qu’il est difficile de faire des études irréfutables en ce domaine. Nous sommes bien loin des études de cardiologie. Et sans avoir la moindre expertise en cancérologie, permettez-moi de partager ceci avec vous.

Avril 2010 : ma vie bascule. Je viens de me découvrir un ganglion, puis une masse au sein. Mai 2010, les traitements commencent. Je résiste à la tentation d’aller tout lire sur le sujet à la bibliothèque de l’hôpital où je travaille. Je suis en proie à une grande impuissance. Je suis très bien soignée, mais je ne sais pas comment être une patiente.

Mon médecin de famille m’offre le livre de David Servan-Schreiber. C’est le début d’un long cheminement, de multiples lectures, d’un suivi en psychologie. Je passe d’une patiente qui reçoit des traitements à une patiente qui a le sentiment qu’elle participe à sa récupération. Je n’ai jamais senti avec autant d’acuité que j’avais du pouvoir sur ma vie.

J’apprends à m’aimer assez pour vraiment bien manger, pour faire de l’exercice quotidiennement, pour explorer ma spiritualité et pour régler tout ce que j’avais balayé sous le tapis. Je me donne le droit de tout remettre en question. Je n’avais pas besoin d’une certitude que le stress ou les émotions négatives puissent causer le cancer. Le simple doute qu’ils puissent avoir une certaine influence sur mon « terrain » me suffisait pour générer une réflexion et amorcer un changement. Chaque beau geste que je pose envers moi-même me remplit de gratitude. Les moments de doute et de noirceur sont observés avec plus d’indulgence. Les patients qui souffrent de la « tyrannie de la pensée positive », comme l’a déjà dit Mme Savard en entrevue, n’ont peut-être pas eu la chance d’avoir accès à un centre de thérapies complémentaires gratuit comme le centre C.A.R.M.E.N., en Outaouais, que je fréquente à raison d’une journée par deux semaines depuis juin 2010.

Massothérapie, art-thérapie, psychothérapie, méditation et thérapie par jeu de sable sont désormais des outils indispensables pour moi. Et si la tristesse ou la colère m’habitait par moment, je m’y sentais accueillie et écoutée. L’expérience des autres participants est précieuse; la sérénité peut être très contagieuse. Nous y explorons des méthodes pour gérer le stress et les émotions, pour goûter l’instant présent. Je suis personnellement convaincue qu’un corps et un esprit en cohérence guérissent mieux.

Ce centre fonctionne en complément du système de santé québécois. Il n’est financé que par des dons publics. Je suis reconnaissante d’avoir eu accès à ces services, et de ne pas avoir eu peur d’en bénéficier parce que j’étais docteur, avec la réticence à me dévoiler qui me caractérise.

La médecine a déjà trop souvent tendance à occulter le pouvoir du patient dans sa guérison, pour ne voir et ne mesurer que l’effet des diverses interventions et médications. J’aurais ressenti une réelle détresse si tout ne s’était joué que dans la chimio, la radio, les médicaments, bref tout ce sur quoi je n’avais que bien peu de contrôle. L’idée que les émotions puissent avoir eu un rôle dans mon état ne me surprenait pas vraiment et n’engendrait qu’un bref sentiment de culpabilité; elle m’offrait surtout une chance inouïe de changer. Et si, dans quelques années et après de grosses études randomisées, on me prouve qu’il n’en est rien, et bien, l’effet secondaire de ces changements sur ma vie aura été des plus bénéfiques. J’aurai la satisfaction, quelle que soit l’issue de ma santé, que j’aurai fait de mon mieux.

Les patients ont certes besoin d’être guidés dans leur interprétation de ce que plusieurs livres décrivent en regard de l’impact des émotions sur le cancer. Malgré tout, ne les privez pas de leur pouvoir de se prendre en main.

Et surtout, gardons une grande humilité face à l’ampleur de tout ce que nous ne savons pas.

 Dre Guylaine Doucet
Omnipraticienne Gatineau, Québec, Canada.

Commentaire:

Je tiens à remercier Dre Doucet d’avoir pris le temps de composer cette lettre qui traduit son point de vue comme patiente.  Suite au perfectionnement des outils médicaux conventionnels, nous avons augmenté la survie des patients atteints de cancer. Le nombre de survivants du cancer ne fait qu’augmenter. Est-ce que les traitements médicaux classiques, traitant la maladie physique, garantissent une cure? Bien sûr que non. Nous ne pouvons pas assurer aux patients que la maladie n’existe plus, qu’il n’y a pas de “petites cellules microscopiques” se promenant dans leur corps et pouvant mettre leur vie en jeu. On ne promet jamais rien en oncologie, car les résultats sont imprévisibles. Le cancer est une maladie beaucoup trop complexe pour pouvoir prédire son dénouement avec exactitude.  Le cancer est maintenant une maladie chronique.

Et si, en plus de traiter la maladie physique des patients avec des méthodes classiques, on soulageait AUSSI leurs souffrances psychiques? Et si on s’attardait AUSSI à leur qualité de vie? Est-ce que la combinaison de ces deux composantes importantes de la santé peut garantir une cure? Bien sûr que non, pour la même raison citée ci-haut. On ne peut pas prédire le comportement de la maladie avec exactitude. Nos connaissances ne sont pas encore aussi évoluées.

Mais est-ce que soulager les souffrances des patients peut améliorer le potentiel de guérison ? Bien sûr que oui.  Les traitements classiques traitent la tumeur, alors que l’amélioration de la qualité de vie permet d’améliorer l’environnement dans lequel loge la tumeur – la personne. Le résultat au niveau de la guérison, bien qu’il soit majoré, est toujours aussi imprécis. Par contre, on peut se réjouir de contribuer à la qualité de vie des gens, d’agir comme des êtres humains, d’avoir de la compassion, de les soigner et de les accompagner durant leur trajet. Et eux, ont alors une plus grande facilité à retrouver la sérénité, la paix intérieure, tout en étant réalistes et informés.

Le but n’est pas de les rendre “ extatiques “ afin qu’ils guérissent de leur maladie. Le but est de diminuer la détresse qu’engendre le cancer, ses répercussions psychiques, comportementales, sociales et existentialistes.

Mais je comprends aussi qu’il est tout de même du rôle des professionnels de la santé de prévenir les gens de certains dangers reliés à une croyance trop simpliste. Le cancer n’est pas une maladie psychologique. C’est une maladie multifactorielle et l’on ne peut donc pas guérir par la pensée magique. Les thérapies complémentaires permettent d’améliorer la qualité de vie des patients, tout en jouant sur le terrain de la maladie. Elles permettent aux patients de participer à leur thérapie conventionnelle et leur permettent aussi de renouer avec leur puissance intérieure, de retrouver l’espoir et la foi.

En oncologie, notre attention et nos recherches sont surtout dirigées vers la guérison de la maladie physique.  La souffrance psychique n’est pas assez prise en charge.  Nous négligeons ainsi le patient et la détresse qu’il ressent. Je le sais, parce que je travaille dans ce domaine. Je le sais, parce que j’ai, moi-même accompagné des amis proches dans leur cheminement oncologique et cette détresse qu’ils ressentaient les rendant fragiles, n’étaient manifestement pas pris en charge adéquatement. Certains de mes patients tombent dans les mains de charlatans, tout simplement, car le système de santé ne prend pas en considération leurs vrais besoins.[1] Mettre en péril la croyance des patients ne leur est pas très bénéfique, parce que les patients ont besoin d’entendre qu’on croit en eux et qu’ils sont capables de se reprendre en main, d’être aussi responsables de leur santé.  Nous pouvons maintenant les guider vers des traitements prouvés par la science qui peuvent diminuer leur détresse et potentialiser les traitements conventionnels.

Notre travail primordial en tant que médecins, n’est pas de garantir une guérison aux patients, mais initialement, de ne pas nuire. La détresse, elle, ne peut que NUIRE aux résultats médicaux, selon une quantité importante de travaux scientifiques.[2],[3],.[4]Étant un médecin oncologue, et travaillant tous les jours avec les patients atteints de cancer, ignorer cette problématique va à l’encontre de mon devoir.